" La pretensión de pensar el presente debe afrontar en todo caso la difícil tarea de salvar la falta de distancia que la razón acusa ante la inmediatez de la realidad en la que habita. Pero la dificultad se agrava aún más en estos momentos en los que la crisis económica que en los últimos años viene recorriendo el mundo occidental ha desembocado en un cuestionamiento no sólo de los modelos económicos que hasta ahora parecían consolidados como válidos, sino también de las formas e instituciones políticas llamadas a sostenerlos. La desorientación resultante de ello, así como la aparente ausencia de referentes que puedan contribuir a superarla, derivan en la necesidad, cuando no exigencia, de dotarse de herramientas conceptuales capaces de construir una imagen mínimamente coherente tanto de los fundamentos, estructuras y dinámicas de funcionamiento que forjan nuestro presente como de la dirección hacia la que éstos tienden a conducirnos.